Es hora.
De salir a correr, a saltar, a pasar por encima de la buena caligrafía.
De apuntar historias y no pinceladas. De que cada frase valga oro por lo que dice y no por cómo lo dice.
Es hora de escuchar. De guardarse palabras y degustar las impropias. De saber que lo suyo no es tuyo pero es, y es igual. O mejor. De verlo, leerlo, escribirlo, publicarlo y ya esta. A volar.
Es un buen momento para coger el abrigo, salir por la puerta y empezar a cazar. Encontrar cuentos de final abierto y brillos de ojos que los sienten, viven y lloran.
Es un buen momento para hacer algo grande.
– Bruno Spa –